Para empezar, veamos cómo, dentro de la burguesía a nivel mundial, hay un sector que es el dominante. Son los patronos dueños de esos grandes monopolios que hemos visto, asentados en los países capitalistas más adelantados (como Estados Unidos, Alemania, Francia, Inglaterra, Japón, etc.). Esos monopolios son empresas tan grandes que unas pocas dominan ramas enteras de la producción. También son bancos gigantescos que concentran inmensas cantidades de recursos financieros y pueden imponer muchas condiciones.
Estos grandes monopolios, extendidos por toda la faz de la tierra, dominan el mundo. A éstos burgueses los llamamos burgueses imperialistas y a estos países, países imperialistas. Visto así, podríamos decir que el imperialismo es, básicamente, el dominio de la mayoría de los países del globo por un puñado de grandes potencias, de grandes países capitalistas adelantados, como los que hemos mencionado.
Dentro de estos países, los grandes monopolios, las grandes empresas capitalistas, dominan los gobiernos y las maquinarias del Estado y, apoyándose en la fuerza, se lanzan al dominio del mundo por todos los medios: con cara de buenos amigos si el gobierno del país atrasado es un agente suyo que les deja hacer lo que quiere, o con el garrote en la mano si sus socios burgueses menores les ponen alguna tímida condición o, sobre todo, si los trabajadores y los campesinos de estos países se rebelan contra su dominación.
El mundo, así, claramente se ve dividido en dos clases de países, los países imperialistas y los países atrasados, dominados que pueden ser coloniales o semi coloniales, de acuerdo con el grado de dominación que los imperialistas hayan logrado imponer sobre ellos. Y este dominio es, precisamente, el que mantiene atrasados al resto de los países, a los que no son imperialistas, porque los grandes monopolios, los patronos imperialistas, ganan manteniendo el atraso y la miseria, obligando a las masas a consumir lo que ellos les ofrecen, vendiendo a estos países su tecnología a los precios y en las condiciones que les plazca, sacando exorbitantes ganancias, de éstas, sus nuevas colonias.
Los imperialistas defienden a la burguesía en cualquier lugar del mundo porque su sistema no es un sistema yanqui, alemán o japonés. Es una totalidad, un sistema mundial con engranajes en todos los rincones de la tierra, que tiene que defenderse como un todo para que la explotación permanezca.